jueves, 19 de enero de 2006

...nos seguimos juntando...

Hay grupos y grupos, pero este...
Bunster y Bunster, Clerk, Herrera, Martinic, Eyzaguirre y Brandes.
Las dos mujeres al final, nobleza obliga, ahora que somos gobierno...
Y, como en el tango de Piazzola..."cada uno con su luz, brilló y amó a su manera..." partiendo por Clerk, que no sólo desplegó los propios y múltiples talentos, sinó los de la línea genética completa. De un bolsillo de la chaqueta surgió Miguel, el hijo, y su maravillosa interpretación de Bach en guitarra, del otro, el padre, tenor que haría hecho languidecer a Pavarotti, y de la boca de Miguel Angel, historias de su casa de infancia y de su casa de ahora. La primera parece haber funcionado como envoltorio, como contenedor de un grupo de chiflados por la música, con una mamá cariñosa y acogedora a las tres de la mañana, y con un padre que era la alquimia perfecta entre el músico y el boxeador. La casa de ahora, una nave espacial, una casa inteligente cuya tecnología de punta sólo ha podido ser descifrada por el perro...Instalados en la música, comienza a aparecer Julio Martinic, que de observador intrigado se va abriendo paso para dejarnos prendados con su relato, con su pasión, con su finura y su determinación de croata. De niño, en tierras australes, quiso ser arquitecto, pero la maestría de dos profesores, el de matemáticas y el de música lo llevaron a estudiar ingeniería en sonido, a aguzar el oído, a aprender a escuchar y a entender la música como experiencia única, cuyo resultado es algo que acontece más allá de la sumatoria de tonos, ritmos o silencios. También, más allá de esa sumatoria lo escuchamos nosotros, o, al menos yo, que me voy emparentando con sus pensamientos y me acuerdo de la Madre Cecilia, mi maravillosa profesora de música que nos hacía cantar y cantar y cantar y de la Madre Angélica (cómo no te voy a querer, monjita de mis amores, si por ti conocí las flores, los lirios, los pensamientos...). Y, con el corazón en la belleza, un leve giro y ahí está...nuestro coloso vikingo, Felipe Bunster contándonos de su casa de Lampa, que tendrá pisos con incrustaciones de soles hechas en maderas centenarias, que tendrá una loma plantada de naranjos y limoneros que las van a oficiar de centinelas, y un marmol rosado, sacado a cincel de las canteras de Carrara que va cubrir los muebles de la cocina, entregando su lomo de piedra para el picoteo de tomates y cilantros. Nos cuenta que el oficio de pintor lo aprendió en el taller de su mamá, y yo pienso que de dónde vendrá esa energía desbordada, convertida también en una sumatoria mucho mayor que los colores y las formas de sus cuadros. Está asombrado, ha vendido sus pinturas como pan caliente a través del blog, porque, así nosotros, vende la belleza de sus cuadros asociados a su personalidad, mezcla de bucanero y poeta.
El "otro" Bunster, el con nombre de Arcángel, observa y preside. No le interesa hablar, sólo escucha y sigue atento nuestras piruetas. Está escuchando las conversaciones cruzadas y me imagino que va y viene pensando qué diablos tiene que ver toda esta energía puesta sobre la mesa, con los blogs. Un misterio cómo logró mezclar los dados sin mezclar nada, porque cada uno sale en defensa de lo propio considerando lo ajeno. Pienso que Gabriel, además de sorprendido, lo está pasando fantástico!! Salud por eso!
Se estaba poniendo el sol cuando llegó Raúl Herrera, libre como siempre, dueño de su blog y de su tiempo...Nos explicó su camino recorrido en materia de fé, porque a esas alturas, habíamos transitado de la música a la ingeniería, de la ingeniería al arte, y del arte al Artífice, es decir, hablábamos de Dios. Un camino singular el de Raúl, que partió siendo creyente y observante católico en su infancia y adolescencia, para dar paso a un ateismo militante, que a su vez dió paso a una visión acogedora de la espiritualidad en su concepto más puro y, como no, conociendo al personaje, más libre y particular. Aquí la conversación se encendió, con Clerk argumentando desde la ingeniería eléctrica y recomendándose para trabajos de electricista a domicilio, y Martinic citando al emperador Adriano de la mano de la Margarite Yourcenar, solidarizando vehementemente con el romano en términos de lo insufribles que son las religiones monoteístas, particularmente la cristiana, que agrava la situación de la intransigencia judía con la aspiración evangelizadora. Y aquí apareció la Pilar, nuestra preciosa (y generosa!) anfitriona, verdadera guerrillera del amor de Jesús, pura espiritualidad encarnada, me recordó la pasión y la inteligencia de los Jesuitas. Incisiva, cariñosa, intransigente con la mediocridad, me pareció que está en un proceso distinto de comprensión, de una cohesión y una libertad, simplemente...maravillosas. Desde ahí, pregunta, increpa (pero que crestas te pasa a TI, con esto (a Miguelangel), no a los celtas!) se ríe, se tira en el sillón, le toma la mano al vecino, está en el punto de inflección exacto entre la tierra y el cielo, como la copa de vino descrita por Miguelangel. Ya al final de la fiesta se incorporó José Ignacio, marido de Pilar. Me pareció tan generoso...entró a la pajarera en la que habíamos convertido su casa, como quien entra de visita. Cauteloso y con sentido del humor, ojalá se sume...
Yo, sobre mi, es poco lo que puedo decir que no haya dicho ya....tal vez reiterar mi asombro, mi placer y mi ilusión de ver desplegados tanta pasión, tanta delicadeza, tanta diversidad y tanta hermandad en un grupo de personas que apenas se conocen.

domingo, 8 de enero de 2006

La Nanny

Frau Yahabbi estaba deseperada! No daba más. Hacía más de mil y una noches que había dejado su querido Irán y nada era como antes. Ni el brillo de palacio, ni los dátiles, ni las alfombras...y ¡ni hablar del servicio doméstico!. Era duro el exilio en un departamento de pequeño burgués en el mejor barrio de Zürich. Esos 500 metros cuadrados la ahogaban, pero también, como no, la sobrepasaban. Dónde, Dios mio, dónde habían quedado esos grandes salones, los que cruzaba ondulando sus brazos y haciendo tintinear las pulseras...dónde el Sha, dónde la queridísima Farah y todos los tan queridos Rezha Palevi. Lo que el viento se llevó, y ella clavada en Zürich y teniendo que sacudir los muebles!
La depresión la tenía flaca, y Herr Yahabbi, cuyo ideal de belleza distaba bastante del costillar con patas en que se había transformado Frau Yahabbi, decidió tomar cartas en el asunto. Puso un aviso destacado en la Züriche Zeitung, el diario de mayor circulación, y se dispuso a esperar a la que sería "la elegida".
Pobre Herr Yahabbi, adivinen quién leyó el aviso...Nana chilena, osea yo.

El manejo del idioma alemán de Frau Yahabbi era bastante básico, y su desesperación enorme. Sólo a partir de esa doble precariedad se entiende que decidira contratarme, considerando mi desempeño en el interrogatorio que tituló "entrevista"

-Sábes cocinar?
-Nooo, osea, saber saber...pero no se preocupe, el que sabe leer, Frau Yahabbi, sabe cocinar...
-(!!!)
-¿y planchar?
-a eso le pego más o menos, por ejemplo se planchar paños de cocina..
-????
-¿y servir la mesa?
-Ah, no, eso si que no, me pone nerviosa porque soy un poco tiritona...
-Bueno, y dú, endonces, ¿qué diablos sabes?
-Mhm....¡¡¡Sé cuidar niños!!!

Los ojos de terciopelo de Frau Yahabbi se iluminaron con el brillo altanero de los que nacieron para mandar. Su familia lo venía haciendo desde antes que Alejandro Magno decidiera quemar Persépolis, asiesque tenía oficio. Echó para atrás la cabeza, recuperó la prestancia, me gruñó algo así como 15 francos la hora y ni un beso (peso) más, y me incorporó al séquito.
Lo que pasa es que Los Yahabbi, que oficialmente estaban enamorados de un niñito precioso que se habían importado desde Brasil, en la práctica estaban hasta la coronilla. El niñito, que de día sólo quería bailar y jugar a la pelota, en la noche se negaba a dormir. Los Yahabbi, emparentados con saudis petroleros, y conectados con millonarios de verdad, eran asiduos a las fiestocas del mundo, a las grandes capitales (y a los grandes capitales, por supuesto) y después del trasnoche necesiaban dormir. Lulah( Abdulah), abreviado curiosamente con el nombre de otro brasilero que le torció la mano al destino, era implacable. Toda la risa del día se transformaba de noche en un llanto desgarrador, su corazoncito parecía preso de una saudade indescifrable que tenía a los padres adoptivos con los cables pelados.
Entre "sudacas" se entenderán, se habrá dicho Frau Yahabbi, pasó por alto mi falta de experiencia doméstica y pensó que estaba haciendo un buen negocio.

Llegó el primer día de trabajo, que pronto se convirtió en mi rutina de nana chilena en el corazón de Zürich.
Partía en un bus a las 7.30 de la mañana, junto con un regimiento de mujeres portuguesas. A medio camino se subía un grupo de niños con sídrome de Down y a las portuguesas les cambiaba la cara...abrían los ojos, dejaban atrás la nostalgia, parecía que se esfumaban los nombres de Coimbra...Ebora... Oporto ...y empezaba el chivateo, el ritual de saludos en un esperanto curioso, mezcla del suizo gutural de los niños-hombres y del portugués maternal, pero duro, quebrado y melancólico de las mujeres. El bus, hasta ahora silencioso como todo en Suiza, se llenaba de sonidos:" Jruitismiteinond, obrigada meu filhio, meu mininho, obrigada Töchterlie..."
La estrella del recorrido era un niña-mujer que se guardaba la dentadura en un bolsillo y la sacaba para saludar en cuanto subía al bus. Era la titiritera de su placa, la que hacía castañar entre los dedos mientras sonreía de oreja a oreja con su bote sin dientes. A pesar de que la escena se repetía a diario, (y que era bastante asquerosa), las portuguesas nunca dejaron de celebrar la gracia y los demás niños de aplaudir. Se armaba una pelotera de mono animado, lo que permitía que cada uno de estos seres medio marginales que viajábamos en el bus, partiéramos el día con una porción adicional de endorfinas.

Fue puro entrar en la residencia Yahabbi, para darme cuenta que la cosa se venía dura. Dura para mi, pero también dura para ellos! El primer día fué desastroso. Mi patrona me tiró de entradita a los leones, ordenándome (sin mirarme, por supuesto), cambiarle la funda a un plumón King size. Eso, déjenme que les diga, es muy difícil! ¡es lo peor! Hay que intentar hacer coincidir una punta de la funda con una punta del plumón y mantenerla agarrada firmemente con una mano. Con la otra hay que tomar la otra punta de la funda y del plumón y también mantenerla agarrada. Hasta aquí todo relativamente bien, sólo que el plumón y la famosa funda tienen cuatro puntas y yo tengo dos manos. La teoría indica que con las dos puntas sujetas hay que agarrar vuelo, hacer una pirueta y darlas vuelta, de forma tal que el plumón quede por dentro y la funda por fuera. También existe la fórmula artesanal, que es la de gatear por el interior de la funda, con el plumón sujeto entre los dientes, tratando de encontrar las esquinas superiores para luego irse deslizando hacia abajo. Yo apliqué técnica mixta y me fue muy mal. Terminé desesperada, hecha un ovillo entre la funda y el plumón y con la Yahabbi rescatándome a tirones del enredo de plumas y sábanas . "Frau Yahabbi," le dije, "esta cuestión es imposible! vamos a tener que hacerla entre las dos!" Esa fue su primera sorpresa.

La segunda fue mi habildad para el planchado. La pobre señora (que tampoco sabía planchar) sospechaba que 25 minutos por camisa era mucho, a pesar que yo le aseguré que "NADIE, le prometo Frau Yahabbi" era capaz de planchar más rápido. Ella gruñía algo así como que "bor lo menos les kedarán sin arrugas" pero a mi me entraba por una oreja y me salía por la otra. Un día feliz, descubrí un pack de seis spray "plancha fácil" en la despensa. Me hice adicta, rociaba las camisas como si las estuviera fumigando. Las dejaba tiesas, crujientes,verdaderas camisas de cartón, lo que le confiría una prestancia adicional a Herr Yahabbi que parecía un soldadito de plomo dentro de su armadura. Todo bien, hasta que el pobre señor tuvo un inédito ataque de asma y Frau Yahabbi comentaba preocupada "bi barido diene una jalerjia..."
Bueno, y el marido, ese que estaba a merced del spray de la Nanny .... era comerciante de alfombras, pero pregúntenme qué alfombras. Maravillas milenarias destinadas a los 20.000 más poderosos del planeta. Y todo en efectivo, puro chin chin. Yo, que insisto...ser chilena pero no tonta, le llevaba una contabilidad paralela a Yahabbi, que seguramente pensaba que yo no sabía leer, o que el escritorio se limpiaba solo. En las mañanas me tocaba vaciar el contenido delator del papelero. Tres veces por semana amanecía lleno de huinchas de papel con el impreso "100.000 schweizer Franken". Yahabbi transaba millones desde el sillón de su casa.
También comerciaba con antiguedades que habrían hecho llorar de codicia al Museo Británico. Mejor dicho, lo que se salvó del Museo Británico fue a parar a la casa de los Yahabbi.
Anforas griegas, figuras etruscas, jarrones de la dinastía Ming...y yo, tenía que sacudirlas!!! Para eso sí que me tomaba mi tiempo, en una verdadera ceremonia de amor. Más que sacudirlas, las acariciaba con el paño, cosa que a la Yahabbi la ponía frenética. Amenazó con encargarle a la Gretchen (la otra nana) la sacudida de la "Kolektha" y yo la amenacé con renunciar. "A la Gretchen, Frau Yahabbi, le da lo mismo sacudir un lustrín que la Kolektha". "La Kolektha es pega mía, si no sacudo yo, me voy!
Ese era un lujo que la Yahabbi no se podía dar, porque su Ronaldinhio chiquitito y yo, éramos partners. Bailábamos, comíamos chocolate, salíamos de paseo, y cuando estábamos deprimidos tomábamos a escondidas los álbumes de fotos y nos reíamos a gritos de la parentela. Encontrarlos a todos horribles era terapéutico, algo así como la venganza del Califa.
Lulah, fíjate en la abuela, ja,ja, ja....no, mejor todavía, mira a la sobrina..ji, ji, ji. Tirados de guata sobre la alfombra escuchábamos un casette de Caetano Veloso, y éramos felices... el principito de dos años y la sirvienta.
A las seis lo bañaba, le ponía el pañal nocturno, le inventaba unos secretos en un brasilero inventado y uterino y lo dejaba plácido, soñando con las calles de Bahia. No chistaba hasta el otro día. ¿Les queda claro porqué los Yahabbi me soportaban las mañas y estaban dispuestos a que sacudiera la Kolektha de por vida, aunque en cada jarrón me demorara como si lo estuviera restaurando?

Mi carrera doméstica con los miembros de la corte Iraní terminó abruptamente un día que llegaron el papá y el hermano de visita. Traían muchas maletas, me pasaron las llaves del auto y me dijeron: "Súbelas"! Arrastrando, furiosa, resoplando, a tirones logré acarrear la primera maleta al ascensor, llegué al departamento, le devolví la llave al joven maravilla y le dije: las otras, cabrito, las subís tú!
Le di un abrazo al Lulah, miré por última vez la Kolektha y salí corriendo!

jueves, 5 de enero de 2006

ADIOS AL LIMBO

QUE TERROR, pensé, ¡se terminó el Limbo!
Y yo, entonces,¿ para dónde parto??
La noticia de su abolición por decreto me puso muy nerviosa, pero los nervios estuvieron demás y fundaban en mi ignorancia. Lo que yo tengo reservado es un lugar en el Purgatorio, que sigue existiendo, ojalá hasta el momento de mi muerte, y que es distinto del Limbo. (Por favor, no me vayan a abolir ese peldaño intermedio, cuento con él...! )
El Purgatorio- gracias a Dios (o a la generosidad de la Iglesia)- es un lugar de paso. Es la sala de espera, la antesala de la purificación, para acceder a la prescencia del Padre. Los rituales de la purificación los desconozco, pero aquellos que saben más que yo, hablan de "llamas que arden pero no queman".
El Limbo, ese que alguna vez fué y ya no es, es una instancia eterna. Al Limbo se llega (llegaba) para siempre. Ahí, según la Iglesia Católica, fueron a parar hasta hace un par de semanas, todos los niños que murieron sin ser bautizados. Quedaron flotando, en principio, por toda la eternidad, en un "estado de felicidad natural", pero sin la gracia de "contemplar el rostro de Dios". Los acompañaban en este destierro feliz, los padres de la Iglesia que vivieron antes de la venida de Cristo, y que tampoco tuvieron la suerte de ser bautizados. Así, en el Limbo podíamos encontrar a Abraham, Isaak, Jacob, y a otros personajes míticos del Antiguo Testamento. Ese era el llamado "Limbo de los justos", cuya población de almas se componía además, de aquellos hombres buenos que no tuvieron la posibilidad de conocer a Cristo.
Pensándolo bien, el Limbo de los justos era, de verdad, super injusto, porque aparte de privar a sus habitantes de la Gloria de estar en presencia de Dios, los privaba de un reencuentro con sus seres queridos, y nada menos que por toda la eternidad. Y todo esto, por un capricho del destino...?

Este exilio forzoso y eterno al que fueron condenados quienes nada hicieron para merecerlo, radica en el hecho de que el bautismo según la Iglesia, es requisito indispensable para la salvación del alma. ¿Y porqué? porque se sostiene que fue instaurado por Jesús, al pronunciar la frase: "Al menos que el hombre nazca denuevo del agua y del Espíritu Santo no podrá entrar en el Reino de Dios" (Juan,iii)
Pobre Jesús...nos regala esta hermosa metáfora...el agua, símbolo de pureza, el Espíritu, como símbolo de fortaleza, dicho por El que fué ejemplo vivo de pasión y fortaleza puestas al servicio de la pureza de alma..., y la Iglesia la transforma en un reglamento, en un requisito para acceder a un club de privilegiados.
¿No será que con esta metáfora Cristo se referiere, más bien al renacer espiritual del hombre?
...bueno..pero quien soy yo para andar "interpretando a mi manera", para eso la Iglesia tiene sus teólogos.. teólogos que en su momento apolillaron de una plumada toda la belleza y profundidad del mensaje, con su interpretación "al pié de la letra". Convenientemente, el bautismo fue considerado requisito imprescindible de salvación para niños y adultos, y laIglesia, autoproclamada como la encargada de administrarlo, pasó a ser la portadora de las llaves del reino. Y, para aclarar que aquí no hay derecho a pataleo, a partir del Concilio de Trento, ( 1542-1562 (7a sesión)) se declara la excominuón para todos aquellos que afirmen que el bautismo no es necesario para la salvación!

¿Estamos claros? El que no se bautiza, no se salva! Fueron muchos, entonces, los que no se slavaron, aunque cuesta imaginar un lugar de acogida para las almitas de tanto niño "moro". Desde el "inicio de los tiempos", y hasta hace tres semanas, murieron muchos miles de millones de niños en lugares del mundo en que no existe el bautizo. Niños y niñitas musulmanas, budistas, hindúes, judías...todas al Limbo, junto con los miles de millones de hombres (y mujeres, espero...) buenos que no tuvieron posibilidad de conocer a Cristo. Todos a ese Limbo que ahora parece que nunca existió.
Tremendo enredo... existió o no existió? Por lógica concluyo que es difícil abolir algo que nunca existió, aunque ahora se deje caer, de refilón, que la teoría del Limbo nunca ha sido postura oficial de la Iglesia. ¡Cómo que no!!! Esto es como el tema de las nulidades matrimoniales por no concurrir los requisitos formales (domicilio de los testigos en la comuna de los novios). (¿Cómo que nunca fueron matrimonio, si se casaron, vivieron juntos y tuvieron hijos? Otro tema es el legítimo derecho que tienen a separarse) ¿Cómo que nunca existió el Limbo, si para allá, según afirmación de la Iglesia, partieron tantas guaguas? Cito a la Enciclopedia Católica:
"La enseñanza Católica es inflexible en este punto, en cuanto a que todos los que parten de esta vida sin bautismo son perpetuamente excluídos de la visión de Dios. Esta enseñanza se basa en las Escrituras y la tradición y los decretos de la Iglesia"
Esta tésis fue propuesta por el Papa Clemente IV en 1267 y aceptada en el Concilio Segundo de Lyon en 1274. Desde entonces la Iglesia aportó una batería de argumentos para avalar la existencia del Limbo, de la pluma de numerosos teólogos, algunos de tremendo peso, como San Agustín.
Poco cambiaron las cosas hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965) que trajo vientos renovados a la Iglesia. Se renovaron tanto la doctrina como el rito. Fué una veradera revolución,( aún recuerdo con temor y desconcierto como el cura dejó de decir la misa en latín y se paró de cara a los fieles, y como las monjas de mi colegio cambiaron de hábito, lo que les permitió (pobrecitas) por fin, mover la cabeza). El Concilio, entre otras cosas, dejó de lado el tema del Limbo, simplemente ignorándolo.
Nuesto conocido Papa Juan Pablo II, decidió tomar cartas en el asunto y promovió la reforma que terminó con su existencia, reforma que fue redactada por el Cardenal Ratzinger y posteriormente aprobada por el mismo Ratzinger, en su calidad de Papa (Benedicto XVI).
Es que Juan Pablo II sufrió la experiencia de perder a su madre y su hermana durante el parto de ésta, y el sentimiento de absurdo que significó creer a su hermanita en el Limbo, lo movió a encargar a sus teólogos la revisión del concepto. Resultado: tuvimos Limbo y ya no tenemos.

Quedan abiertas varias preguntas, pero la principal es saber qué otras cosas nos están obligando a tragar, para enterarnos que nunca nos las debimos haber tragado, porque nunca existieron.
Sé que el cambio es parte de la historia de toda institución, y que normalmente es bienvenido. Es mejor no tener Limbo que tenerlo, y por supuesto que es mejor que la salvación no sea un bien administrado por la Iglesia, pero sería hora de que la- o las-Iglesias paren de construir tinglados con pies de barro, que fundan en puras suposiciones sobre las que se afirman otras suposiciones, y que se centren en el valor fundamental de nuestra humanidad, que es el de la espiritualidad, ligada, en última instancia, al amor.